DCO : Las apariencias engañan

Poco a poco y a través de cada actualización y mejoramiento “anual” del juego los Defensores Centrales Ofensivos (DCO) fueron perdiendo aquel papel preponderante que tuvieron en el apogeo del mediocampo como elemento contundente y casi exclusivo para ganar partidos.

Un DCO aportaba a las calificaciones de mediocampo prácticamente lo que un Lateral Hacia Medio (LHM) aporta hoy en día. No será difícil imaginarse el cuadro para aquellos que no jugaron en aquella época: un equipo con 3 Medio Centrales, 2 LHM y 2 DCO podría obtener un mediocampo casi invencible para cualquier formación que no apostara al mismo estilo de juego pero con jugadores mas contundentes o la localía a su favor.

Los defensores convencionales aun no habían aparecido en el juego como protagonistas de peso. Si bien muchos entrenaban la habilidad y el mercado les daba un valor de venta importante, deportivamente los defensores convencionales (en normal, con habilidad principal defensa, defendiendo el medio o alguna banda) no servían para nada. Era mucho mas rentable deportiva y económicamente usar Medio Centrales netos como DCO que usar defensores, el aporte al mediocampo era importantísimo y aun siendo mínimo podría preferirse a defender lo indefendible, cuando ataques Bueno podrían convertirle goles a defensas Divinas con subnivel solo por el hecho de tener la confianza elevada y la posesión de la pelota (esto aún hoy sucede, de manera mucho mas esporádica pero no por ello menos indignante).

Los sucesivos cambios que fueron alterando el aporte de los diferentes jugadores y habilidades en las calificaciones y desarrollo de los partidos hicieron que los DCO pierdan mucho de su atractivo, y se perfilen como una futura anécdota de lo que fue Hattrick alguna vez. El aporte de su nivel de jugadas al mediocampo ha ido mermando cada día mas y si bien son pocos los editoriales donde se menciona dicha caída en el rendimiento y no son muy puntuales al hablar en términos tales como “menos que antes” (como todo en Hattrick los porcentajes y números puntuales no existen al menos de manera oficial salvo en pocas cosas y una de ellas no es el motor de los partidos) personalmente pienso que los DCO hoy en día rinden muchísimo menos de las dos tercias partes de lo que lo hacían antes, y no solamente eso sino que, a la par de este fenómeno, el aporte de las jugadas de los defensores convencionales al mediocampo a pasado a ser muy importante, apenas un poco inferior en la práctica al aporte que tendrían con sus mismas habilidades como DCO, a diferencia de éstos, cuyo aporte a la defensa sigue siendo mucho menor que el que tendría ese mismo jugador jugando en posición de defensor normal.

Hoy en día el negocio parece estar muy claro: tener defensores con jugadas permite elevar por un lado las defensas de manera contundente (es increíble lo que un defensor mas puede hacer en una línea de tres o cuatro al ser cambiado por un Medio Centro en posición de DCO) y por otro lado seguir teniendo un medio muy similar al que tendríamos usando algún DCO (claro está que muchísimo inferior al que hubiésemos tenido en un tiempo pasado durante el imperio del mediocampo).

Sin embargo, pese a todos los enroques que podamos realizar a modo de prueba en el HO (Hattrick Organizer) o en el campo de juego y todas las variantes en calificaciones que obtengamos, las cuales definitivamente favorecerán la postura anterior, los DCO siguen siendo un arma letal en manos del usuario adecuado.

¿Perder dos niveles enteros de defensa central y uno de cada defensa lateral para subir un subnivel y medio el mediocampo? Parece una pregunta de fácil respuesta (y de fácil aparición para cualquiera que haya experimentado sacar un defensor de nivel alto para poner un Medio Centro del mismo nivel como DCO) para cualquier observador, pero hay un detalle no menor: no estamos teniendo en cuenta ni el rival en cuestión y las necesidades del caso, ni el factor azar del juego.

Dejando de lado cuestiones meramente subjetivas de si ciertos equipos tienen “más suerte o menos suerte”, lo que traducido al motor del juego haría que algunos necesiten más argumentos lógicos para triunfar y otros menos o casi ninguno, podemos asegurar que el mediocampo, digan lo que digan, y hayan cambiado lo que hayan cambiado, sigue siendo el arma mas económica y mas temeraria para ganar partidos.

Se necesitaría de un análisis frío de los resultados de cada equipo en cuestión para llegar a una conclusión individual y propia: ¿Nuestro equipo, ganando el mediocampo, acostumbra ganar los partidos a pesar de tener en contra muchas de las demás variables? ¿O necesita ser un equipo parejo para obtener los mejores resultados? Las respuestas a estos interrogantes serán distintas de acuerdo a nuestros rivales, nuestro plantel en general y en particular (sus secundarias, especialidades, experiencia, pelota parada, etc.) y en cierta forma a nuestra manera de plantear partidos, de interpretar el juego y principalmente (y vuelven a la carga las subjetividades anteriormente dejadas de lado) de que tan buenos números acostumbremos tener para el sorteo habitual de todos los domingos.

No hay enemigo más peligroso, por su sorpresa, que el que pensamos ya no existe. Y hay muchos que dieron a los DCO por muertos.

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