La 4-5-1 es, por defecto, una táctica conservadora. El hecho de que potencialmente pueda convertirse (con la inversión en jugadores adecuada) en una de las formaciones mas difíciles de vencer en Hattrick no quita que, en la generalidad de los casos y para el común de los usuarios, jugar de esta manera sea mas "sacarse el partido de encima" perdiendo por poco (y hasta inclusive consiguiendo un empate o triunfo impensado e inexplicable) que una forma de plantear un partido con conciencia y seriedad, acorde a las reglas y a los conocimientos no incluidos en ellas pero de dominio publico.
He escuchado y leído a varios científicos de la 4-5-1 (algunos de ligas muy altas) explicando con lujo de detalles como el hecho de haber ganado la posesión por un 1%, contenido los furiosos ataques del rival por un 5 a 10% y poseído 2 especialistas y 4 niveles mas de PP entre los 11 titulares son argumentos intachables para explicar un triunfo que, a la vista del "inexperto" carece totalmente de sentido.
Con el diario del lunes en la mano, viendo el resultado y las calificaciones, es muy obvio que el motivo del triunfo estuvo en ello, en intentar tener la pelota, cerrarle las vías al rival, y ganarlo con un imprevisto, un evento, un TLI, un penal. Es tan obvio como que, si el resultado hubiese sido 0-5 en contra del equipo ganador, lo podríamos justificar con argumentos igual o mayormente sólidos.
¿Ha visto usted llorar por los rincones a algún científico de la 4-5-1 que con sus ataques horribles y pobres, su 51% de posesión, y sus defensas apenas un punto superior a los ataques del rival ha perdido 2 a 0?
Yo, particularmente, no los he visto. Los he escuchado cientos de veces festejar y justificar milimétricamente el por que de sus triunfos casi bizarros, pero jamás los escuche quejarse en la derrota.
En cierto modo me hacen acordar, haciendo paralelismos con el fútbol, con los delanteros que simulan penales aprovechándose de la impericia arbitral. De cada cien, con suerte uno reconoce post partido que nadie le cometió falta en el área. Los otros noventa y nueve en el mejor de los casos no harán declaraciones, aunque es común verlos festejar con algarabía y comentar por los pasillos que "me piso el cordón del pie de apoyo, por eso no se ve en la repetición el contacto" o "el 6, el colorado, no se depilo y con sus bellos invisibles para la cámara me pego en la rodilla provocando mi caída". Pero nunca vi llorar a uno que haya simulado sin éxito. Quizás en el momento, durante el juego, intentando inclinar el sentimiento de culpa y compensación a su favor. Pero post partido, jamás.
Simular es parte del juego, del folklore. Jugar 4-5-1 presión es en Hattrick algo similar. Podemos ganar, podemos perder. Los números jamás nos van a justificar ante el mundo, digamos lo que digamos (a menos que seamos una de esas 4-5-1 potencialmente perfectas que mencionábamos al iniciar el post). No cuesta nada asumir que nos tiramos en el área y el árbitro compro. Como tampoco que nos jugamos un pleno al motor y la pegamos de lleno al mejor estilo Benin.
La 4-5-1 presión fue, es y seguirá siendo (probablemente) el último manotazo del ahogado. Algunos lo saben dar con más fuerza que otros. Algunos también tienen la suerte de darlo a favor de la corriente y consiguen llegar a la orilla sanos y salvos.
Un triunfo impensado es doble alegría y tiene sus meritos también. Justificar casi científicamente lo injustificable tiene mucho de necio, y los necios, al final, siempre se terminan ahogando, en uno u otro rio.
He escuchado y leído a varios científicos de la 4-5-1 (algunos de ligas muy altas) explicando con lujo de detalles como el hecho de haber ganado la posesión por un 1%, contenido los furiosos ataques del rival por un 5 a 10% y poseído 2 especialistas y 4 niveles mas de PP entre los 11 titulares son argumentos intachables para explicar un triunfo que, a la vista del "inexperto" carece totalmente de sentido.
Con el diario del lunes en la mano, viendo el resultado y las calificaciones, es muy obvio que el motivo del triunfo estuvo en ello, en intentar tener la pelota, cerrarle las vías al rival, y ganarlo con un imprevisto, un evento, un TLI, un penal. Es tan obvio como que, si el resultado hubiese sido 0-5 en contra del equipo ganador, lo podríamos justificar con argumentos igual o mayormente sólidos.
¿Ha visto usted llorar por los rincones a algún científico de la 4-5-1 que con sus ataques horribles y pobres, su 51% de posesión, y sus defensas apenas un punto superior a los ataques del rival ha perdido 2 a 0?
Yo, particularmente, no los he visto. Los he escuchado cientos de veces festejar y justificar milimétricamente el por que de sus triunfos casi bizarros, pero jamás los escuche quejarse en la derrota.
En cierto modo me hacen acordar, haciendo paralelismos con el fútbol, con los delanteros que simulan penales aprovechándose de la impericia arbitral. De cada cien, con suerte uno reconoce post partido que nadie le cometió falta en el área. Los otros noventa y nueve en el mejor de los casos no harán declaraciones, aunque es común verlos festejar con algarabía y comentar por los pasillos que "me piso el cordón del pie de apoyo, por eso no se ve en la repetición el contacto" o "el 6, el colorado, no se depilo y con sus bellos invisibles para la cámara me pego en la rodilla provocando mi caída". Pero nunca vi llorar a uno que haya simulado sin éxito. Quizás en el momento, durante el juego, intentando inclinar el sentimiento de culpa y compensación a su favor. Pero post partido, jamás.
Simular es parte del juego, del folklore. Jugar 4-5-1 presión es en Hattrick algo similar. Podemos ganar, podemos perder. Los números jamás nos van a justificar ante el mundo, digamos lo que digamos (a menos que seamos una de esas 4-5-1 potencialmente perfectas que mencionábamos al iniciar el post). No cuesta nada asumir que nos tiramos en el área y el árbitro compro. Como tampoco que nos jugamos un pleno al motor y la pegamos de lleno al mejor estilo Benin.
La 4-5-1 presión fue, es y seguirá siendo (probablemente) el último manotazo del ahogado. Algunos lo saben dar con más fuerza que otros. Algunos también tienen la suerte de darlo a favor de la corriente y consiguen llegar a la orilla sanos y salvos.
Un triunfo impensado es doble alegría y tiene sus meritos también. Justificar casi científicamente lo injustificable tiene mucho de necio, y los necios, al final, siempre se terminan ahogando, en uno u otro rio.
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